Cada año, más de 30.000 elefantes son asesinados en el continente africano, sobre todo por su marfil. Bryan Christy, un periodista de investigación de National Geographic, decidió realizar un seguimiento de cómo sucede el contrabando de marfil.  La estrategia fue encargar aun taxidermista crear dos colmillos de elefante falsos integrados con dispositivos de localización GPS, y éstos se plantaron en la cadena de contrabando de marfil de la República Centro-Africana.

A través de los rastreadores GPS Christy y su equipo siguieron el rastro de los colmillos falsosutilizando la herramienta de Google Earth, dicho rastro inició en la República Centro-Africana y continuó en Kafia Kingi un área en disputa en el sur de Sudán.

Kafia Kingi, según  National Geographic es un territorio en donde se encuentra la base de Joseph Kony cabecilla del ejercito de resistencia, dicho ejercito a cometido crímenes atroces en las últimas dos décadas como robo de niños para convertirlos en militares. El mismo Kony a sido acusado de crímenes de lesa humanidad.

Según la investigación de Christy, este grupo guerrillero está involucrado en el tráfico de los preciados colmillos y su ruta de tráfico comienza en la reserva nacional de Garamba en la República Centro-Africana  y se abre paso hacia el sur de sudan en donde se presume que los colmillos de marfil son intercambiados por armamento y medicina con los militares de ese país.

Desde Sudan la ruta se abre a Ed Daein una ciudad al sureste de Darfur desde allí, es más fácil exportarlo a ciudades como Khartoum, Accra and Maputo y eventualmente a el continente asiático  para productos naturistas, joyas, palillos etc.

La demanda de china es tan grande que si redujera la compra de marfil, se acabaría el financiamiento de la guerra africana y las matanzas indiscriminadas de elefantes en el continente africano.

Cada par de colmillos de marfil es un elefante muerto, hagamos algo.

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